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Zanele Muholi: la fotógrafa que lucha por la dignidad

Zanele Muholi nació en 1972 en Umlazi, cerca de Durban, en Sudáfrica. Fotógrafa, artista visual, archivista y activista por los derechos de las personas LGBTQ+ y las mujeres, su obra no solo rompe tabúes, sino que también llena un enorme vacío en la historia contemporánea de África. Para Muholi, el arte es un arma: silenciosa, negra, centrada en rostros que han permanecido invisibles durante siglos.

Rostros e identidades que debían desaparecer

En 2006, Muholi inició el proyecto Faces and Phases, una serie de retratos en blanco y negro de lesbianas negras, personas queer y trans en Sudáfrica. Cada fotografía es más que un documento; es una declaración: "Existimos. Míranos". Con el tiempo, el proyecto creció hasta incluir cientos de imágenes, construyendo un archivo queer cuyo objetivo es restaurar la visibilidad de una comunidad sistemáticamente borrada de la narrativa cultural e histórica.

No se trata solo de retratos; es una forma de resistencia activa. En un país donde la violencia contra las personas no heteronormativas puede ser brutal y letal, cada imagen es un manifiesto. Muholi lo expresa claramente: la fotografía puede ser una herramienta de memoria, pero también de supervivencia.

El autorretrato como protesta

En otra serie icónica, Somnyama Ngonyama ("Salve, leona negra"), Muholi se coloca a sí misma frente a la cámara. Utiliza objetos cotidianos –bolsas de basura, guantes, alambres– para crear composiciones teatrales y, a veces, inquietantes. Juega con la luz, el contraste y la simbología para hablar sobre el colonialismo, la sexualización de los cuerpos negros y los prejuicios raciales.

Cada autorretrato es tanto un comentario social como una reacción personal. Muholi usa su propio cuerpo como un vehículo de significados, al tiempo que muestra cómo la simple mirada, si es inconsciente, también puede ser una forma de violencia.

Serie Somnyama Ngonyama

Arte arraigado en la comunidad

Aunque su obra ha sido exhibida en instituciones prestigiosas como la Tate Modern en Londres, el Stedelijk Museum en Ámsterdam o la Bienal de Venecia, Muholi nunca se ha desligado de su origen. Durante años, ha dirigido talleres de fotografía para jóvenes LGBTQ+ en África, apoyado organizaciones locales y creado espacios para el arte queer en contextos donde ser uno mismo puede costar la vida.

Su trabajo no es "arte por arte"; es activismo. Cada fotografía, cada autorretrato, es un acto de recuperación de la voz, el espacio y la historia.

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